El cambio climático y sus consecuencias

A principios de mes, reunidos en la ciudad de L'Aquila, en Italia, los líderes del G-8 declararon formalmente su intención de evitar que la temperatura media del planeta superase un aumento de 2ºC en relación a las temperaturas promedio de la era preindustrial.
Esta iniciativa que por ahora solo queda en palabras, es aun insuficiente y lo mas grave de todo es que difícilmente pueda cumplirse ya que por el momento continúan primando los intereses de las grandes corporaciones multinacionales por sobre las necesidades de la humanidad.
Mas allá de esto, incluso si dejamos de lado en este análisis nuestro pesimismo respecto de la cristalización en la práctica de esta declaratoria de intenciones, debemos tener claro que un aumento de 2ºC tendría igualmente graves consecuencias ambientales.
Bajaría marcadamente la productividad de los cereales en latitudes bajas, reduciendo notablemente el rendimiento por hectárea.
Se producirían inundaciones y problemas vinculados al aumento del nivel del mar, como la intrusión salina en la cuenca de los ríos que dificultaría la captación de agua dulce en todas las ciudades y poblaciones costeras, como las apostadas sobre el Támesis, el Río de la Plata, el Orinoco, la zona sur de EE.UU., la Florida y la zona del Mississippi y gran cantidad de ciudades de Medio Oriente. Por lo que varios millones de personas deberían desplazarse hacia tierras mas altas.
Se correría el riesgo de una extinción de hasta el 30% de la biodiversidad del planeta.
Las especies más gravemente afectadas serían los corales. El blanqueo de los corales produciría la acidificación de los océanos.
Aumentaría el riesgo de incendios naturales, particularmente en las áreas donde se produjeran sequías. La frecuencia y la intensidad de las lluvias también registrarían cambios.
Pero ante este panorama bastante apocalíptico no nos encontramos indefensos. Millones de personas, cada vez mas concientes de la imperiosa necesidad de un cambio en las estructuras mismas de la sociedad, se agrupan en innumerables organizaciones. A su vez, estas Organizaciones se van agrupando en redes y movimientos supra nacionales.
Sumamos fuerzas, voluntades y tenemos que seguir sumando para que podamos hacer que la balanza se incline hacia nuestro lado.
Sin embargo, nuestra batalla también es contra el reloj. Cada día que pasa significa miles de toneladas de contaminación de todo tipo vertidas en ríos, océanos, tierra y atmósfera. Significa decenas de miles de muertos y afectados por temas ambientales. Especies extinguidas, miles de hectáreas de bosques deforestadas y tantos otros daños al planeta.
Si continuamos actuando con decisión la balanza se inclinará hacia nuestro lado, pero debemos tener en cuenta que cada día que pasa, para miles de seres vivos pasa a ser demasiado tarde. El momento de actuar es hoy, es ahora.

Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.